Opinión de la obra teatral «El otro lado de la luna»


Una luna de miel, dos enamorados…, ¿qué podría ir mal? Bueno, para empezar, esta luna de miel es el segundo intento de la pareja de realizarla, tras un primer viaje interrumpido tres años antes por causas familiares.

Como digo, Félix y Cris (Jorge Valenty y Cristina Goyanes) retoman una fallida luna de miel solo para comprobar que, tras unos años de matrimonio, la a priori paradisiaca escapada caribeña se convierte en una sucesión de reproches por ambas partes. Félix echa en falta la libertad que siempre ha anhelado, mientras que Cris busca un mayor compromiso por parte de su pareja.

Aunque podría tratarse de un drama, la situación está orientada como una comedia, y esto hace que durante la duración de la obra el público pueda soltar alguna que otra carcajada mientras el “feliz” matrimonio se tira los trastos a la cabeza. ¿Acabará bien esta segunda luna de miel? Eso ya me lo guardo, para que podáis descubrirlo viendo la representación. Sí he de añadir que ambos actores están muy correctos en sus papeles, y tanto el escenario (la Sala Horizontal de los Teatros Luchana) como la iluminación funcionan de maravilla para introducir al público en la –a veces estrambótica, a veces dramática, siempre humorística– historia.

La obra estará en cartel solo durante un par de sesiones más (por el momento), así que si estáis en Madrid los días 20 o 26 de mayo (domingo y sábado respectivamente), os recomiendo que no os la perdáis.

Opinión de la serie «Altered Carbon»


Los gustos son muy personales, eso está claro; por eso, cuando empecé a escuchar buenas críticas de Altered Carbon, una de las últimas series de Netflix, me lo tomé con bastante cautela. Ya me habían recomendado algunas como Dark o Taboo que no terminaron de convencerme, y cuando me dijeron “Es un estilo a Blade Runner” mis expectativas no mejoraron.

Sí, lo admito: Blade Runner es probablemente la adaptación de una obra de K. Dick que menos me ha gustado.

En fin, me puse a ver el primer episodio y quizá lo primero que me llamó la atención fue la falta de fechas. Esto no está ubicado en “Nueva Philadelphia, año 2500”, ni nada parecido. Es el futuro, claro, pero un futuro indefinido. Claramente lejano, pero sin identificar. Y, en mi opinión, ni falta que hace.

Vayamos al grano. Varios cientos de años antes de la época en que se desarrolla el hilo “actual” de la historia (y marco lo de “actual” porque a lo largo de la serie habrá varias narraciones de hechos muy anteriores), la humanidad ha logrado alcanzar algo similar a la inmortalidad: todo la esencia del ser se almacena en un pila que, en caso de muerte del cuerpo, pasa a otro. Así, usando distintas fundas, cualquier puede llegar a vivir para siempre.

¿Cualquiera?

Pues no, claro. Solo la élite tiene la capacidad económica para adquirir un sinfín de fundas, o incluso de crear clones propios. Los miembros de esa clase alta cuasi-inmortal son poco menos que dioses.

Takeshi Kovacs no es uno de ellos. Sin embargo, tendrá que moverse entre ellos, tras ser reenfundado, para resolver un crimen que podría llegar a alterar los cimientos del orden establecido.

Así pues, nos encontramos con una clásica historia de género negro cuyo desarrollo está estrechamente relacionado con ese mundo y su tecnología. Kovacs, prototipo de antihéroe derrotado, atormentado por su pasado y con un desprecio absoluto por las normas, encaja como un guante en un mundo con muchas más sombras que luces. El desarrollo de la trama comienza despacio, mientras se introducen al resto de personajes, para en un momento dado acelerar y desvelar (tanto al espectador como al propio Kovacs) la intrincada telaraña de engaños que envuelvo todo.

El futuro cyberpunk, en mi opinión, está muy logrado (y probablemente es el mayor parecido con Blade Runner). Los actores principales, sin ser mayoritariamente brillantes, cumplen bastante bien. Por último, aunque la trama está bien, peca de querer juntar mediante la causalidad situaciones demasiado variadas; no se podría hablar estrictamente de Deus ex Machina, pero a veces el protagonista parece llevar un imán de catastróficas desdichas.

Con todo, si os gusta el género negro al estilo El Halcón Maltés o El gran sueño, y además sois aficionados a la ciencia ficción, esta serie no deberíais de perdérosla.

Opinión de la película «The Cloverfield Paradox»

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La saga Cloverfield, iniciada por la película del mismo nombre —que se tradujo poco afortunadamente en España como Monstruoso—, llega a su tercera entrega con The Cloverfield Paradox, estrenada en Netflix hace apenas un día.

Antes de comenzar mi pequeño análisis, advertiros de que contaré alguna que otra cosa que puede destrozaros la película, aunque intentaré no desvelar más de lo necesario. Avisados estáis. Si queréis conocer mi opinión simple y llanamente, la pondré justo al final del análisis.

Si ya habéis visto las dos películas anteriores (si no, os recomiendo ver al menos la segunda, 10 Cloverfield Lane), ya sabéis que algo extraño ha ocurrido en el planeta. Pero, ¿cómo se originó todo? En este largometraje, precuela de los anteriores, podemos llegar a descubrirlo.

O no.

Porque, la verdad, la película deja bastantes cosas en el aire. En mi opinión, no es imprescindible contar todo, ni narrar el origen del ataque que está sucediendo, pero sí me parece un poco “tramposo” que hagan al espectador pensar en otras películas (y no me refiero a otras películas de la misma saga) para sacar las conclusiones.

Cloverfield 3En fin, comenzaré por el principio. Ava es una científica que se embarca en una misión crítica para el mundo: viajar a una estación espacial y conseguir una fuente de energía que supla al petróleo, el cual está casi agotado y cuya obtención puede ser la causa de una gran guerra global. Lo que comienza como una misión de pocos meses se convierte en dos años de tensa convivencia en la estación espacial, junto a un variado grupo de científicos de diversos países. Un argumento que, por sí solo, podría sostener toda la película.

Por desgracia, no es así; y no ocurre porque, cuando parece que los nervios empiezan a crisparse, el acelerador de partículas que intentan usar finalmente funciona. Funciona mal, claro, y de repente dejan de ver el planeta Tierra para adentrarse en lo desconocido. A partir de aquí ya es una mezcla entre Alien y (sobre todo) Horizonte Final, donde uno a uno van cayendo los tripulantes. Nada nuevo bajo el sol, me temo.

Con esto no quiero decir que sea una mala película. Las hay mejores, mucho mejores, pero no es mala. Los cabos sueltos que deja son perfectos para que nuevas películas los continúen, y eso es un punto a favor de la saga. Por otro lado, a pesar de lo estrambótico de la historia que nos cuentan, la película peca de escasa originalidad.

Si habéis visto las otras dos películas de la saga, no estaría de más gastar una hora y media en ver esta y descubrir un poco más sobre el universo Cloverfield. Si no, pero sois fans acérrimos de Horizonte Final, también os recomiendo verla. En cualquier otro caso, es probable que en el catálogo de Netflix encontréis algo que se adapte mejor a vuestros gustos.

Opinión de la serie «Predicador»

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He de admitir que HBO no me apasiona especialmente (al menos, no tanto como Netflix), pero por ocho euros al mes y estando ahora Juego de Tronos, imposible que no lo tuviese contratado. Con todo, he de admitir que varias series de la plataforma (The Flash, Legends of Tomorrow, Larry David) me gustan bastante, y cuando por fin decidieron poner Predicador, quise darle una oportunidad.

De qué va esta serie? Pues, como su propio nombre indica, sigue los pasos de Jesse Custer, el predicador de un pequeño pueblo de la América profunda. Un hombre con un pasado turbulento que ha tomado la ¿firme? decisión de cumplir con una promesa que hizo muchos años atrás. La destartalada iglesia en la que Jesse, con más o menos fortuna, recita pasajes bíblicos a los pocos feligreses que asisten, es testigo de un hecho que cambiará la vida tanto del predicador como de todos los habitantes del pequeño pueblo.

preacher-464-2sheet-payoff-fin1-1494269248112_1280wY es que Jesse ha sido escogido. ¿Por quién? ¿Para qué? Eso ya es algo que, si decidís ver la serie, tendréis que descubrir por vosotros mismos. Yo os voy a decir qué opino, por el momento.

La verdad es que los primeros capítulos son un despegue bastante lento de la historia. Claro, hay que presentar a los protagonistas, y eso lleva tiempo, pero en general casi toda la gente del pueblo parece tener una vida de lo menos entretenida posible, lo que no hace que uno se enganche demasiado. Más adelante veremos que, como dice el dicho, no es oro todo lo que reluce, y que ni los buenos son tan buenos ni los malos son tan malos (menos uno, que es muy muy malo).

Cuando ya llevamos cuatro o cinco capítulos, la cosa cambia bastante y el “enganche” está casi asegurado. Vamos, que si hemos llegado hasta aquí, seguro que nos terminamos la temporada. La cuestión es si llegamos o no.

Aunque el estilo narrativo no es tan caótico como American Gods (otra serie ambientada en una Norteamérica sobrenatural), Predicador puede resultar confuso al principio. Si os gusta la fantasía urbana, los ángeles, los vampiros y los malotes que quieren redimirse, os recomiendo darle una oportunidad, siempre teniendo en cuenta que necesitaréis varios capítulos para poder valorar la serie en condiciones.