Opinión de «La mesita del comedor»

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Ayer pude ver esta película del director Caye Casas, con guion también suyo, y no he podido resistir escribir este pequeño artículo de opinión, que no os recomiendo leer si tenéis intención de ver la película, porque merece la pena una hora y media de angustia sin saber qué es lo que ofrece.

Pero si dudáis, si ni conocíais la película o si no teníais ganas de verla, entonces igual mis palabras hacen que os decidáis. O no, porque ya os prometo una historia de las más angustiosas que podéis encontrar.

La mesita del comedorComienzo. Jesús (David Pareja) y María (Estefanía de los Santos) acaban de ser padres. En un primer momento se puede observar que su relación no pasas por el mejor momento, lanzándose continuos reproches mientras Jesús intenta comprar un mueble del que se ha encaprichado: una mesita de comedor. Aunque la situación se tensa, Jesús consigue su objetivo y se lleva el mueble.

La llegada a casa se ve interrumpida por un breve encuentro en el que se pone encima de la mesa (que no de la mesita) una situación previa que nos hace dudar de Jesús. ¿Será un vecino amable u otra cosa? Con esta incógnita, entramos junto a ellos dentro de su vivienda, heredada de la abuela de Jesús.

Aún con algo de crispación, la inminente visita del cuñado de María y de su pareja sirve de excusa para que esta salga a hacer la compra, intentando alejar el mal rollo que flota en el ambiente y desconectar un poco, lo que deja a Jesús a cargo del pequeño Cayetano, mientras espera una pequeña pieza de la mesita que no se encontraba en el embalaje.

Aquí es donde su mundo, y el nuestro, se desmorona en un instante. Sin previo aviso. Y es el momento en el que Jesús entra en una crisis de ansiedad que le acompañará –y también a nosotros– durante el resto de la historia.

No sobra ni un minuto de película para que la angustia vaya creciendo, comenzando el clímax mientras Carlos (Josep María Riera), el hermano de Jesús, y Cristina (Claudia Riera), su pareja, hacen una sorprendente revelación. A esto se le suma una inesperada visita (no para nosotros, pero sí para casi todos los personajes) que será decisiva para desenmascarar los acontecimientos y conducir la trama hacía un final que, no por más esperado, resulta menos trágico.

Esto es, en líneas generales, lo que podéis encontrar en la película. Es una hora y media en la que la tensión sube por sí sola, sin artificios; solo viendo el comportamiento de los protagonistas e intentando ponernos en la piel de María y en la de Jesús.

Por mi parte, una obra más que recomendable, que cabalga a medias entre el terror y el drama, y que os dejará una sensación, como poco, agridulce al terminar.

Premios Pop-Eye y J. Olloqui


Hace ya varios años que conozco al escritor J. Olloqui, desde que coincidimos como partícipes en una antología benéfica que nos llevó a Fuente Obejuna. Desde entonces el autor ha escrito varios libros, tratando desde invasiones extraterrestres hasta gente con poderes, hasta que se introdujo de lleno en la literatura infantil con “Yumi y su banda” (cuya segunda parte, “Alimaña Superstar”, ya se encuentra disponible).

Yumi y su bandaEs precisamente con esta novela con la que Olloqui ha conseguido el premio Pop-Eye de este año al libro infantil/juvenil, una nueva categoría que el escritor estrena, lo que no es poca cosa. Estos premios, cuya primera edición se remonta a 2006, cuentan en sus diversas categorías con galardonados de la talla de Vetusta Morla, el periodista Diego Manrique, la revista Mongolia, Agatha Ruiz de la Prada o Verónica Forqué. A esta lista, y tras la pausa pandémica del pasado año, se añaden en su decimoquinta edición J. Olloqui y su “Yumi”. Olloqui ya rozó estos premios en la segunda edición formando parte del grupo musical Moscú, cuya vocalista obtuvo ese galardón en 2007.

¿De qué trata este libro? Pues en él seguiremos las peripecias de Yumiko Vega, una niña de diez años cuyo sueño es lograr ser batería de un grupo importante. Mientras leemos sus aventuras, también podremos echar un vistazo a los dibujos que ella misma va haciendo (y que son creados por el propio autor, demostrando que no solo se atreve a enfrentarse con las letras). No faltará, claro, el humor que suele acompañar a todas las narraciones del escritor, ni tampoco continuas referencias musicales. Quizá uno de los puntos más destacados sea la lectura a dos niveles, similar a las clásicas películas de Pixar: mientras que los niños pueden disfrutar de una historia amena y divertida, los adultos observarán algunas críticas sociales que el autor teje con maestría en la historia.

J. Olloqui (izquierda) junto al resto de ganadoresHablo ahora un poco de los premios Pop-Eye o, más formalmente, los Premios Nacionales de la Música y las Artes: comenzaron centrándose exclusivamente en la música, para después ampliar su alcance a otros ámbitos culturales como la literatura, el teatro, la fotografía o la televisión. Contando solo con el apoyo del ayuntamiento donde se celebran (en esta ocasión, Plasencia), la asociación cultural Bon Vivant ha tenido que buscar diversos patrocinadores para poder seguir, año tras año, ofreciendo esta gala y seleccionando los referentes culturales a ser premiados.

A pesar de ello, un año más han logrado crear una gala completa, con varias proyecciones y conciertos antes del anuncio de los ganadores, incluyendo un premio de honor para el fallecido Enrique Morente en el décimo aniversario de su deceso. Quién sabe lo que lograrían con un poco de ayuda institucional…

Premio Pop-Eye a YumiVuelvo de nuevo con el autor, que tuvo a bien contarme cómo llegó a este género. Como digo, le conocí en una antología de cuentos infantiles, pero no era ese el género que escribía en novela; fue más adelante, charlando con su editor, cuando surgió la idea, si bien él ya llevaba tiempo pensando en ello. Ahora, y tal como dice él mismo, si bien no descarta volver a las novelas “adultas”, ha encontrado en la literatura infantil una manera de disfrutar y de ser disfrutado que le encanta. “La inocencia de los niños es una herramienta muy poderosa”, dice Olloqui respecto a cómo conectar con su nuevo público.

Enhorabuena a J. Olloqui y a su obra, que seguro continuará obteniendo reconocimientos, y también mucho apoyo para la asociación cultural Bon Vivant, para que siga con su tarea en favor de la cultura durante muchos años.

Opinión de la serie «Dark»

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Cuando me puse a ver esta serie por primera vez, después de escuchar muchísimos halagos sobre ella, no terminó de convencerme. De hecho, vi el primer capítulo y ahí quedó, olvidada hasta hace unas semanas.

El caso es que me puse a verla de nuevo, comenzando por el primer capítulo. La historia se desarrolla en un pueblo alemán llamado Winden; un pueblo tranquilo, en el que nunca pasa nada extraño, hasta que un joven desaparece sin dejar rastro. Según avanza la serie descubrimos que el idílico pueblo oculta multitud de secretos. Escribir una opinión sobre ella sin destripar al menos parte de la trama es bastante complicado, así que avisados quedáis: podéis toparos con spoilers si seguís leyendo (si bien intentaré que sean los menos posibles).
Dark
Vamos a ello. Aunque desde los primeros capítulos ya queda patente la importancia de uno de los personajes, Jonas Kahnwald, las tramas revolotean continuamente entre cuatro familias: los Kahnwald, los Nielsen, los Tiedemann y los Doppler.

La primera temporada se centra en la investigación de las desapariciones (y apariciones) de niños en el pueblo, así como en asentar el concepto de la serie.

En la segunda temporada, que comienza con un Jonas atrapado, se siguen viendo cómo fueron desarrollándose los acontecimientos que pueden conducir finalmente a un apocalipsis, mientras nos deja con la duda de quiénes son buenos y quiénes son malos, ya que en la guerra entre «la luz y la oscuridad», todos proclaman ser del bando de la luz.

Por fin, en la tercera y última temporada terminan de unirse todas las piezas, y por fin se entiende todo el entramado que se ha desarrollado durante las temporadas anteriores y esta misma.

Mención especial merecen los dos últimos capítulos, que es poco probable que desagraden a ningún fan de esta serie. Un cierre que no desmerece en absoluto (quizá solo por la brevedad del mismo) pone la guinda a la historia.
La máquina
Pero ¿de qué va exactamente Dark? En los primeros capítulos se descubre que todo gira en torno a los viajes en el tiempo, y cómo el futuro influye en el pasado. La implicación de las cuatro familias queda totalmente clara en el penúltimo capítulo de la serie, donde por fin descubrimos los orígenes que aún nos faltaban por saber (¡y nos estalla la cabeza!). Quizá uno de los mayores problemas de la serie es recordar los nombres y apellidos alemanes de los personajes, imprescindible para entender lo que ocurre, con la dificultad añadida del apellido del marido (o de la mujer) que adoptan los personajes al casarse.

De cualquier modo, es una serie que he disfrutado mucho, y que en mi opinión está muy bien hilada; algo nada fácil con el tema que trata. Un punto muy positivo es la continua duda de quién es bueno y quién malo, llevado de forma magistral tanto durante cada temporada como en el conjunto global de la historia.

Tampoco podría decir que sea una serie que le guste a todo el mundo. El estilo Twin Peaks pulula por toda ella, con personajes estrambóticos y secretos detrás de cada piedra. Lo que sí puedo decir es que, si queréis darle una oportunidad, al menos ved tres o cuatro capítulos.

Opinión de la serie «Russian Doll»

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Para Nadia, la fiesta de su trigésimo sexto cumpleaños no hubiera sido muy especial. Sin embargo, cuando al día siguiente un accidente parece acabar con su vida, Nadie se encuentra de nuevo reviviendo la misma fiesta.

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¿Un argumento conocido? Sí, esta premisa ha sido usada en diversas ocasiones, tanto en películas como en series: la repetición del mismo día. Comparar Russian Doll con la famosa comedia de Bill Murray, Atrapado en el tiempo (Groundhog Day), o con la poco exitosa serie Day Break (que si no me equivoco se tradujo también como Atrapado en el tiempo…) sería un error, más allá de explicar con sencillez cómo comienza esta historia. Porque Russian Doll tiene ese planteamiento de base, sí, pero cuenta con varias diferencias respecto a los ejemplos anteriores. Si tuviera que comparar esta comedia ácida, aunque angustiosa en ocasiones, con otra serie, creo que podría hacerlo más con Tru Calling (que, por cierto, me pareció una fantástica serie que se canceló justo cuando se estaba poniendo mucho más interesante).

Dejo de comparar y me pongo a hablar ya de la serie.

Durante los poco más de veinte minutos de cada capítulo, Nadia no solo tratará de descubrir el origen de lo que le está sucediendo, sino que también procura rectificar errores (tanto anteriores a lo que le está sucediendo como eventos que descubre durante su debacle) e incluso salvar alguna que otra vida. A lo largo de sus peripecias, descubrirá que suceden cosas aún más extrañas que su propio “viaje al pasado”, porque a pesar de que aparentemente el día se repite una y otra vez, quizá no todo ocurra siempre de la misma forma.

En fin, como no quiero contar de más, máxime considerando que la serie consta de ocho capítulos de menos de media hora, creo que en lo poco que he puesto hay suficientes datos para que sepáis si os puede interesar o no verla, según vuestros gustos. Yo, por mi parte, no me quejo de mi decisión.