Quizá fue por todo el jaleo que se montó previo al estreno de esta película (politiqueos varios o tal vez un poco de marketing errado), pero The Interview no tuvo una buena acogida, hablando siempre a nivel de críticas. ¿Merece la pena ver la película?
Como todas, la respuesta a la anterior pregunta depende mucho de los gustos personales. Si buscáis un largometraje con profundidad, crítica sociopolítica y alejada de estereotipos, mejor ignorad este título. Ahora bien, si las películas como Resacón en Las Vegas os parecen entretenidas, ya estáis tardando en darle un visionado a The Interview (que recientemente ha sido añadida al catálogo de Netflix España, por cierto).
Dave Skylark (James Franco) presenta un programa de entrevistas centrado en el morbo (muy al estilo del Sálvame Deluxe, para que os hagáis una idea), acompañado desde hace una década por Aaron Rapoport (Seth Rogen), el productor de dicho programa. Cuando este último, cansado de hacer telebasura, descubre que el líder de Corea del Norte es fan de su programa, intenta organizar una entrevista con él para poder así acercarse a un periodismo más serio.
Aunque parece que la suerte sonríe a Aaron, pronto ambos amigos se encontrarán metidos en un tremendo lío, ya que la CIA contacta con ellos y les pide un pequeño favor: asesinar a Kim Jong-Un cuando se reúnan con él.
Ya digo que nos encontramos ante una comedia sin profundidad (aunque intente, sin éxito, serlo en ocasiones), y hay que tenerlo en cuenta si queremos disfrutar de las casi dos horas de duración del largometraje. Salvo en momento puntuales, la película es muy fluida, y las actuaciones son correctas (el personaje de James Franco recuerda hasta cierto punto a los clásicos papeles cómicos de Jim Carrey).
Recomendada para echarse unas risas.
Como digo, en ese Brasil futuro está instalada la pobreza por doquier. Sin embargo, hay una manera de huir de esa vida de privaciones y llegar a una especie de “tierra prometida”; un lugar creado por la Pareja Fundadora donde no existe el hambre, la pobreza ni la violencia. Donde la medicina ha alcanzado cotas tan altas que es posible revertir casi cualquier clase de dolencia. Llegar ahí no es tarea fácil, claro, y eso lo veremos cuando sigamos los pasos de los veinteañeros que se dirigen a pasar las pruebas de acceso.
Las actuaciones en general, sin ser excepcionales, no son malas. La personalidad de Ezequiel, con todos sus secretos, queda magníficamente reflejada por el actor João Miguel desde el principio, y personajes como Rafael o Fernando cargan sin problema con la complejidad de sus caracteres. La supervisora Aline también realiza bien su papel y Michele, si bien en un principio no me terminaba de convencer, va mejorando a lo largo de la serie.


