Antes de ponerse a escribir una novela, un escritor puede dejar definida la historia, los personajes, y cada uno de los giros argumentales que contendrá la narración. A esto se le llama ser un escritor de mapa.
Por otra parte, puede ser que la novela empiece con una idea poco clara, o tan solo con unos personajes y una situación concreta, ignorando hacia dónde irán los acontecimientos. Así escriben los escritores de brújula.
¿Cuál de estos dos métodos genera una novela mejor? Me temo que no puedo dar una respuesta, principalmente porque depende mucho de los gustos de cada lector; pero sí que voy a intentar describir –desde mi punto de vista– los pros y los contras de cada una de estas formas de narrar. Y, antes de nada, decir que yo he usado ambos métodos (aunque reconozco tirar más hacia la brújula).
Un escritor de mapa…
-Mantendrá una mayor coherencia durante la creación de la historia.
-Puede saltar de un capítulo a otro sin problema.
-En general, no sufrirá la famosa “página en blanco”.
-Tiene la capacidad de elaborar una trama con muchos personajes.
Pero…
-Necesita bastante tiempo antes de comenzar la novela.
-La trama será más rígida.
-Puede cambiar la trama cuando quiera.
-No necesita de un tiempo previo para comenzar a escribir.
Pero…
-Necesita dedicar bastante tiempo, tras finalizar el borrador, a encontrar problemas de coherencia.
-Tendrá una forma más “lineal” de escribir, yendo del principio al final.