Kronos_1

Con doble intención escribo este título, pues se refiere tanto al inminente lanzamiento de la novela «La amenaza«, como al propio entorno de la misma, que se desarrolla mayoritariamente en el año 2148.

Hay mucha gente que me ha comentado: «¿2148? Eso es un futuro de robots, viajes interplanetarios o incluso temporales». En mi opinión, sin embargo, los avances tecnológicos que ocurrirán durante este periodo de casi ciento cincuenta años no serán tan increíbles. Y, en cualquier caso, no es mi intención durante el trascurso de la historia indagar acerca de estos temas; porque el trasfondo de la misma es la política, y no la tecnología.

Durante la novela, y con la intención de no relajar el ritmo ni un instante, hay ciertos aspectos que no se desvelan en su totalidad. Uno de ellos, sin duda, es la evolución socio-política que lleva, en 2140, al establecimiento del sistema CIL por parte de las dos grandes potencias mundiales, la Alianza de Naciones Europeas y Asiáticas, y los Estados Unidos de Nueva América y Canadá. ¿Qué ha ocurrido para alcanzar este, en apariencia, utópico objetivo?

Sin desvelar lo que se descubrirá en las páginas de «La amenaza«, tres décadas antes ocurrieron varios eventos significativos. El equilibrio de poder estuvo a punto de perderse definitivamente, y el miedo al caos que eso podría acarrear fue el desencadenante para el establecimiento de este sistema, en el que se desecha el uso de la moneda y se pasa a un estilo de vida donde la pobreza y la discriminación social están erradicadas por completo.

No, ni de lejos.

El sistema CIL está dando sus primeros pasos, y los errores apenas comienzan a mostrarse. La diferencia entre clases es casi mayor que nunca, y la emigración a los países con este sistema económico está casi prohibida. Hasta que el sistema no se globalice por completo, tan solo separará más a los pobres de los ricos. Sí, incluso sin dinero hay pobres y ricos, ya que las «recompensas» sociales están distribuidas de manera injusta.

En este marco social, menos de una década tras la introducción del novedoso sistema, se desarrollan los acontecimientos narrados en la novela –en los que no voy a entrar de momento–. En cada capítulo seguiremos un día en la vida de varios de los protagonistas de esta historia, nos sorprenderemos con sus descubrimientos, lloraremos sus pérdidas e iremos, poco a poco, conociéndolos íntimamente.

¿Día a día? ¿Se trata, pues, de una historia que avanza de forma lineal? En absoluto. Aunque cada capítulo se desarrolla a lo largo de un día –o menos–, eso no quiere decir que el cuarto capítulo transcurra tras el tercero –y, de hecho, no lo hace–, o que no nos encontremos repentinamente con un salto de varios años, o incluso décadas.  El objetivo es saber tanto de cada personaje como sea posible, y si eso requiere retroceder a su infancia o juventud, así lo habré hecho.

¿No os pica la curiosidad? 😉

¡Próximamente (sólo en e-book) la edición revisada!